viernes, 2 de septiembre de 2011

Federación Vasca de Montaña


 MALOS  VIENTOS EN LA  E.M.F. (FEDERACION VASCA DE MONTAÑA)

     Soplan y zarandean  a esta sociedad desorientada, de valores trastornados, y  arrecian también en el mundo de la montaña y del montañismo dando lugar a graves  problemas, muchas veces comentados, que se perpetuan sin solución porque en amplios sectores de la sociedad, incluso del mundo deportivo, bien por egoísmo, bien por ignorancia, se piensa que la montaña puede con todo, que es un simple objeto para pisar, usar y hasta abusar. En estos días, encarando un nuevo curso, repasaremos temas concretos como la reciente carta abierta que sobre cuestiones internas ha mandado el Presidente, las cuentas de la EMF, y el grave problema de la agresión a naturaleza y montaña. Los comentaré sucesivamente en los próximos días.

CARTA ABIERTA DEL SR. PRESIDENTE SOBRE DIVISIONES INTERNAS 

     Es de fecha 4-7-11, dirigida a miembros de la Asamblea, y explica que hay noticias de una proyectada moción de censura a la Junta Directiva, “obra de personas que lo único que hacen es poner dificultades y hacer prevalecer sus intereses personales”. Considera que la moción de censura, por distintas razones que explica, “es infundada, inoportuna, negativa e inconveniente”. (El texto completo se puede ver en la página www.emf-fvm.com). Evidentemente, explica cosas en las que tiene razón. Sin embargo, hay algo más, tenemos una situación complicada, la EMF lleva años de singladura azarosa. La cuestión ha tenido cierta resonancia, ha llegado hasta el Director de Deportes del Gobierno Vasco, Patxi Mutiloa,  quien ha marcado unas pautas para la votación de la moción de censura, supuesto que ésta tiene lugar. Posteriormente, el 28-7, el Sr. Presidente manifiesta su voluntad de terminar el mandato  con adelanto del proceso electoral.

     Ciertamente, es obvio que en Palacio y cualquier otro centro de poder pululan cortesanos intrigantes, algo muy antiguo, hay que contar con ello. Tan natural como para los pájaros el volar es para los intrigantes el intrigar. Pero para su remedio no basta con la denuncia, hay que ir a la raíz, empezar por ver cómo es la legitimidad y manera de gobernar de los líderes correspondientes. Como ejemplo de problemas de liderazgo, puesto un poco a modo de caricatura, están las monarquías y los reyes, éstos van, vienen, viajan, se hacen fotos,  a su manera trabajan, sin embargo muchos ciudadanos no los aprecian y preferirían un Presidente de los que van en bicicleta a la oficina. Se necesita el ejemplo de una labor sólida y clara, de no ser así el clima es propicio para el descontento y las intrigas.

     Salvando las distancias, algo de esto tenemos en nuestra EMF, sus directivos trabajan, van, vienen, viajan, presiden reuniones, se hacen fotos, pero muchos montañeros quedamos fríos y, con la excepción de la minoría que está en la cercanía del poder, o tiene interés en concretas actividades y se beneficia del  statu quo, pues resulta que hay un extendidísimo pasotismo.

     Qué  pasa abajo, entre los montañeros de a pie? 

     No estamos para alegrías, hemos sufrido la “revolución” de los primeros años de este siglo (nota 1), a consecuencia de la cual el mundo de la montaña se ha  fracturado en dos grupos, uno de  un millar de montañeros que se han hecho “competitivos” y gozan del favor de la EMF (van hacia una Tierra de Promisión recién revelada, la del espectáculo, del patrocinio y de la competición), y otro de 28.000 “tranquilos montañeros tradicionales” que siguen en la vieja casona. En la familia cuando los hijos se hacen mayores, se van de casa, pero aquí los “competitivos” han preferido continuar al calorcito y la sopa boba  de la vieja casona de la EMF, fundada en  1.924, donde los gastos corren a cargo de los “montañeros tradicionales”. Es una situación confusa que ha traído malas consecuencias. Del ¿a dónde se va?,  de las metas de la EMF, se sabe poco, están en el aire preguntas que no contestan. Del crecimiento de los gastos deducimos que se va a una organización cara y pesada, centralizada en Vitoria, hecha improvisando pues no se ve una planificación a corto ni a largo plazo, pero no sabemos más.

     Varios años más tarde, en 2.006, el legislador que hizo el Decreto 16/2.006 sobre las Federaciones  deportivas del País  Vasco, tuvo la ocasión de clarificar y ordenar la situación, pero no la aprovechó. Es una norma correcta a lo largo de su articulado, pero al final, en el Catálogo de modalidades y disciplinas anexo al Decreto, a la hora de meter en 49  cestas o “modalidades” las 252 disciplinas que en el habla corriente llamamos deportes, añade confusión. No se acierta a ver qué criterios utiliza, si atiende a la esencia del deporte,  o al lugar físico donde se realiza, o si hay cierto compadreo para contentar a determinadas personas. Veamos un par de ejemplos cercanos a nosotros:

          -el esquí de travesía queda en “Montaña” y no va a “Deportes de invierno” con sus hermanos gemelos esquí alpino y esquí de fondo, que comparten con él la esencia y la finalidad.

     -las carreras de montaña vienen a “Montaña” y no van a “Atletismo” con sus hermanas “Campo a través” o “Ruta”. Si lo que se tiene en cuenta no es la finalidad o esencia de la disciplina y se atiende a algo accidental como el escenario de desarrollo ¿por qué no vienen a “Montaña” el ciclismo de montaña, la caza y algunas más?

     Esta confusión que tenemos, este ir juntos y revueltos competitivos y tradicionales, no se da en la UIAA (Unión Internacional de Asociaciones de Montaña) en una situación de naturaleza semejante a la nuestra (nota 2), allí están los alemanes y los austriacos para poner orden. Para empezar, el esquí y las carreras ni siquiera están en la UIAA, han buscado sus casas propias, la ISMF y la ISF. Por otro lado los alemanes y los austriacos no están de acuerdo con la deriva a la escalada y al esquí de competición, con olvido del alpinismo tradicional, y se han dado de baja en el año 2.008. ¿Por qué no se nos explican bien estas cosas?

     Poco más sabemos los montañeros. En mis felices años ni siquiera conocía el nombre de mi Presidente. En 2.005 fue nombrada Presidenta una chica de excelente imagen, muy bien preparada,  que despertó ilusión y quien, aunque un tanto escorada hacia la competición, quiso hacer  cosas, pero las intrigas personales no le dejaron trabajar. Desde aquellos tiempos estamos en una inacabable interinidad, en permanente periodo preelectoral, simplemente vegetando. Hay desencanto, no nos ilusiona nuestra remota y ajena dirección, lo cual ya es un problema en sí, aparte ser caldo de cultivo donde nacen rencillas y diferencias personales.

     Lástima de 10 años perdidos, gobernados por la moda, dejados de lado valores esenciales, y con un futuro incierto porque en el día de hoy no se atisba un horizonte claro.

      ¿Qué Dirección se echa de menos?

     Los montañeros corrientes nos preocupamos poco de estas cosas, pero puestos a pensar diríamos que la Dirección no tiene  que estar constituida por un conjunto de personas notables o brillantes. El que fue Papa Juan XXIII, cuando en vísperas del Sínodo se barajaban papables, cardenales archisabios y protonotables, dijo que la Iglesia no los necesitaba, que lo que la Iglesia necesita para Papa es un párroco.

     En mi opinión de persona alejada de los pasillos del poder, su perfil sería el de persona sencilla, con ganas de trabajar, joven, todavía mejor si es chica, nos  llevan delantera con su talento práctico y  a lo largo de la Historia han demostrado ser mejores gestoras y administradoras. ¿Un mirlo blanco con tres íes –inteligente, íntegro, independiente-?, bueno, haberlos  haylos, otra cosa es que  quieran venir a esta milonga de enredos. Luego, puesta esa persona en funciones, tiene que ser respetada, los clubes tienen que vigilar para que así sea. A cumplir con su deber libremente consentido, el deber que el gaucho Martín Fierro exigía de su coronel (que distraía su tropa con cosas ajenas a su deber de defender la frontera), del que decía “que a su entender, el jefe que esté de estable, no tenga más que su poncho y su sable, su caballo y su deber”.

     Ya me doy cuenta que  he pintado un personaje ideal y que habrá que aterrizar, porque la realidad puede ser otra, esto ha tenido ya un largo recorrido, se ha llegado hasta una EMF con organización pesada centralizada en Vitoria, lo que conlleva la exigencia de  dedicación plena de su Presidente, y surge la pregunta  ¿dónde está la  persona con obligaciones laborales y residente fuera de Vitoria que puede cumplir con esa exigencia? Una solución de buen humor  podría ser establecer por Decreto que el puesto de Presidente se reserva para jubilado o rentista con residencia en Vitoria. ¿Os parece bien?, ¿o buscamos otro apaño?

     Algo más alrededor del mundo del espectáculo, del patrocinio y  de la competición

     Bien, el marco ambiente en que nos movemos es de desorientación, desde la raíz,  a saber: en la propia sociedad (nuestra sociedad del estrés,  de las prisas para tener dinero y cosas y cosas, del  estreñimiento, del  insomnio, de las  deudas, de las  pastillas para dormir); en el deporte profesional, y más lejos (donde preside el becerro de oro); en todas partes porque ha habido una glaciación y se ha secado el árbol de la deportividad (nota 3) Donde no hay deportividad los valores esenciales del deporte se prostituyen, en el deporte profesional y en otros también dependientes del dinero necesariamente hay que ganar, a toda costa, incluso recurriendo al fraude o al doping, porque el patrocinio exige victorias, podio. Ahí está, reciente, el caso del descenso del Lhotse, en el  Himalaya, el 21 de mayo pasado, un escándalo: simulación de éxito (para la publicidad) cuando fue un fracaso; imprevisión; uso de corticoides; ayuda masiva de serpas (hasta para subir cervezas); olvido de la ética, dejando arriba un compañero abandonado; ninguno de los 7 volvió por su propio pie. Bien, pues aunque alguien pueda decir que este caso es excepcional, en realidad no es tal, sino fruta propia de ese mundo del espectáculo, del patrocinio y de la competición, de verdad, todo un espectáculo. Salvando las distancias,  pasa también abajo, no solo en el Himalaya.

     Resumen

     No estoy seguro de haber explicado con claridad la situación,  vieja, enredada y que en mi opinión va más allá de lo que puede resolver un simple cambio de personas, porque los problemas son hondos y lo  que en realidad está gastado y tendría que cambiar son  un determinado estilo de gobernar y el modo de entender la montaña, ahí es donde tenéis que poner vuestra atención, lo demás será perder el tiempo. Es cosa para reflexionar, tarea que corresponde a personas notables con influencia en el firmamento deportivo (autoridades deportivas y medio ambientales, responsables de clubes, federaciones, Pyrenaica, medios de comunicación), son deberes propios del cargo.

     Un ruego personal
    
     Todavía tengo alguna dificultad para llegar a los montañeros, por eso os ruego que paséis mis comentarios a vuestros conocidos, por si pueden ser de su interés.

     Un abrazo muy fuerte, primero para todas y luego para todos.

Vidal Olabarría                                    Bilbao, 1 septiembre 2.011
Montañero
Federado 14.416.008
Bilbao


     NOTAS

     Nota 1. La primera década del siglo XXI. La revolución de los competitivos

     En el día que nació este siglo no sé  si “la mar estaba en calma y la luna  estaba crecida, o al revés”, pero sí que un mal fario alumbró su nacimiento. ¿Qué pasó? Pues que por los años 2.000/2.001 la Marcha emblemática de Los Tres Grandes ha perdido su expreso  carácter fundacional y se ha hecho competitiva; que empiezan a hacerse carreras por la montaña; que se organizan las Marchas de Largo Recorrido pero se contagian de la competición y se desnaturalizan, espantando a los montañeros mayores; la escalada deportiva y el esquí son competición. Únicamente se considera mérito hacer cosas cada vez difíciles, importa la dificultad sin más, sin atender  al modo o estilo de realización, se presume de dominar pruebas “cañeras”, como dicen ellos, andan por ahí como un millar de montañeros que se han metamorfoseado en “cañeros”. Con el empuje de éstos la moda avanza arrolladora y la Dirección de la EMF se monta y se deja llevar por la ola. Así, en la primavera de 2.001, el nuevo Presidente explica su programa a la Asamblea y, entre varias otras cosas, estima que procede desarrollar la competición, que es la forma novedosa de ver el deporte en este momento (Pyrenaica, nº 203). No es tema que se debate, simplemente lo enuncia, por cierto en una Asamblea con escasa concurrencia, 37 clubes del País Vasco. No hubo lo que debería ser una presentación seria al mundo montañero, un Proyecto donde se plantean los objetivos, los beneficios, los costos, los plazos, las repercusiones, todo lo cual tiene que ser previamente autorizado. En el segundo semestre (Pyrenaica nº 205) se hace una entusiasta y vibrante  “proclama” a favor  de la competición considerada como el inevitable futuro a donde vamos para entrar en un mundo diferente regido por las reglas  del espectáculo, del patrocinio y de la competición. ¡Vaya!, la Tierra de Promisión, un mundo donde mandan el dinero y el espectáculo, y quedan de lado cosas caducadas como la deportividad, el disfrutar de la montaña y la defensa de ésta. Las cosas se fueron haciendo como a oscuras, enmascarando la realidad con un discurso grandilocuente, llegando a debilitar seriamente el montañismo tradicional.

     En resumen, ha pasado que la EMF, con el empuje de un millar  de montañeros competitivos, ha hecho una “refundación” de la Federación para ir a un mundo ideal y diferente. Revolución para ellos solos porque a los 28.000 “montañeros tradicionales” lo de ese mundo ideal nos suena a música celestial. Nosotros seguimos siendo los mismos y haciendo lo de siempre, la diferencia está en que quedamos en segundo plano, útiles solo para pagar las cuotas. Hay un crecimiento considerable de los gastos de la EMF, consecuencia de la competición, pero el sostenimiento de la EMF está prácticamente a nuestro cargo. Parece que nadie repara en esto, como en los amores triangulares pagamos nosotros, los viejos, pero la EMF se enamora de ellos, los jóvenes de moda. Tiene gracia.

        Nota 2. La UIAA (Unión Internacional de Asociaciones de Montaña) 

     Esta Asociación, a la que pertenecemos, tuvo problemas semejantes a los nuestros, de deriva hacia la competición, y parece ser que también el requerimiento de una organización pesada. Por ello los alemanes y los austriacos (con un peso ellos solos de 1.078.000 montañeros federados, prácticamente tantos como el total de los restantes 13 países representados en la Unión) se han dado de baja por discrepancias fundamentales. Esto viene de la Asamblea de New Delhi (2.004) donde unos países se vuelcan en la competición y otros prefieren centrarse en el alpinismo, lo que requeriría una estructura mínima, (como se ve, quieren una organización ligera, delgada). Esto culminó en la Asamblea de Teherán (2.008) donde Alemania y Austria se separan definitivamente, alegando que la UIAA se está concentrando  en la escalada y el esquí de competición, olvidando las áreas de promoción y apoyo al alpinismo tradicional. Es un problema importante para la UIAA y a la vez espejo en que se reflejan problemas semejantes en la EMF, por ello en repetidas ocasiones he manifestado que conviene conocer las actas de las reuniones de New Delhi y Teherán, para conocer sus razones, las de los contrarios y la postura de la EMF, pero ésta hace oídos sordos obstinadamente.

     Nota 3. El árbol de la deportividad

     Es el árbol que no puede crecer donde sopla el viento helado del dinero, ese árbol tan precioso que hace 3.000 años plantaron los viejos griegos (busca la perfección física y espiritual, va más allá de la belleza y destreza de los movimientos corporales); el que en el siglo XVIII replantaron los británicos;  el que se ha vivido en la montaña hasta que han venido los tiempos revueltos de la competitividad; el que en la alta montaña practican algunos idealistas (para citar solo nuestros, Iñurrategui, Zerain, Txikon, Zabalza   y unos cuantos más, no demasiados); el de la ética y estética (sinónimos de deportividad)  que exige nuestro histórico Angel Landa; el que falta en algunos que malamente van corriendo en las marchas, mi abuela diría que corren sin gracia ni fundamento, como ganorabakos;  el de la opinión de Heinz Mariacher, gran escalador, “los aspectos espirituales son más importantes  que la estrechez mental del pensamiento competitivo”, y “todo el mundo corre y salta de record en record para conseguir no se sabe qué”. ¿No os suena todo esto a música de viejos griegos?

     Ese árbol se cultiva poco en la montaña que conozco, no hay cultura deportiva, tenemos solo la de la fuerza física, del  músculo ostentoso, del ganar porque no se ha aprendido a perder, de los  récords, sin más. Si  hablas de otros valores te miran con cara rara, cómo les vas a explicar que la montaña es un ser vivo lleno de otros seres vivos, donde las cosas son de otra manera, es imposible, hablamos idiomas distintos.  Es una pena que la EMF tenga Pyrenaica, donde se deberían enseñar estas cosas, pero no, hay temas trascendentales –la deportividad, la esencia del montañismo tradicional y la defensa de la montaña- que apenas asoman en sus páginas editoriales, a lo sumo alguna chispa retórica, como fuego fatuo, sin calor ni pasión. Es una revista preciosa de cabo a rabo, con excelentes reportajes y muy buenas fotografías, pero se queda ahí.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Todo lo que funciona mal es susceptible de empeorar. Hasta ahra no habian metido la mano en la caja, veremos con los que vienen tras cargarse ya dos prseidentes.

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