Ayer nos acaricio la primavera por
primera vez en este 2016 y comprendimos que a partir de ahora toca otro
sacrificio: hay que madrugar. Seremos de los primeros penitentes en
Anéou. Enseguida que cogemos un poco de altura ponemos cuchillas. No nos
las vamos a quitar hoy, creo.
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Mauhourat enfrente nuestro |
Avanzamos
en ascenso suave por la vaguada del circo de Anéou, por la derecha
orográfica del torrente y lo cruzamos dejando las cabañas pastoriles a
nuestra derecha.
En vez de adentrarnos en el barranco entre
nuestro pico y el Cuyaralet, lo abordamos de frente. Pero enseguida nos
tenemos que quitar las tablas. La cruz a la espalda, crampones y piolet
en mano, subimos en silenciosa procesión.
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Siempre, el Midi |
La pendiente se suaviza y nos calzamos los esquis. ¡Mucho mejor!
Las
tinieblas avanzan y el descenso desde la antecima nos recuerda que, sin
visibilidad, "no somos nada". El acceso a la cima es complicado, se
necesitaría una cuerdica ya que una brecha con roca descompuesta separa
la cima y la antecima. Es muy aérea. Nos conformamos con la Pointe nord
del pico Mauhourat. Llegamos enteros, hemos merecido la salvación. La
montaña ha sido misericorde.
Ya de vuelta, decenas de raquetistas y paseantes llenan este Santo Lugar de Peregrinación.
Nos vamos a tomar el vermú!
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